Saturday, June 23, 2007

Roberto "Polaco" Goyeneche













¡Qué decir de Goyeneche? Es el legado que me ha dejado mi padre. Desde pequeño escuchaba en esa "discorola" que había en el living de mi casa, los magníficos discos de vinilo que mi papá traía de sus viajes a Buenos Aires con mi madre. Mi amor por el tango viene de ellos (que bailaban maravillosamente bien). Goyeneche con su fraseo tan especial, diciendo cada fonema, arrastrando otros, casi dialogando con la música en vez de seguirla; Goyeneche con su timbre único, con su "garganta con arena", me ha acompañado desde que era un adolescente. A él se suma otro grande, Edmundo Rivero, ambos hacen honor al tango y a la lengua en que lo dicen y cantan.

Y las letras del tango: de ahí se me apareció también la poesía: Homero Manzi ("Malena", "Romance de barrio", "Sur", "Che bandoneón"); Cátulo Castillo ("La última curda", "Una canción", "María", "Desencuentro", "El último café", "Tenés servido el té"); Homero Expósito ("Afiches", "Maquillaje", "Naranjo en flor", "Quedémonos aquí", "Trenzas") y tantos otros poetas del tango.


ROBERTO "POLACO" GOYENECHE


Si tuviéramos que elegir un personaje síntesis de los últimos treinta años del tango, sin ninguna duda surgiría el nombre del Polaco Goyeneche. No sólo por tratarse de un cantor extraordinario,
sino y fundamentalmente, por ser el arquetipo de la última camada de nuestra estirpe y bohemia porteña.

La expresividad de su fraseo, el particular modo de colocar la voz, la fuerte personalidad del que conoce la esencia misma del tango, lo distinguen de todos los otros cantores de nuestro tiempo.
El manejo de los acentos y los silencios, el arrastre de alguna palabra de la letra, o el susurro intimista de un verso, lo convierten en un vocalista irrepetible, imposible de ser confundido con otro.

Su dicción era perfecta, aún en los últimos años de su vida cuando la decadencia de su voz, lejos de mellar su popularidad lo elevó a la categoría de mito viviente.
Algunos lo describen como un "diceur", algo así como un "chansonnier" de los años treinta, pero no comparto esta opinión —generalmente expresada para empalidecer su importancia— fue un excepcional cantor, que como muchos otros grandes tuvo diferentes etapas para diferentes gustos, pero todas memorables.
El Polaco inicia su carrera como cantor de la orquesta de Raúl Kaplún en 1944, a los dieciocho años. En 1952 y en esa misma condición, continúa con Horacio Salgán, junto al cantor Angel Díaz "El Paya", quien fuera responsable de su apodo.
Pocos años más tarde, en 1956, se convierte en el cantor de la orquesta de Aníbal Troilo, todo un reconocimiento a su incipiente carrera.
Este modo de nacer artísticamente es uno de los motivos por el cual Goyeneche entiende el tango como un músico, como un instrumento vocal tal cual lo hicieran los cantores del cuarenta, afiatando su garganta y su fraseo en total armonía con la orquesta.
Con el tiempo logra tal perfección, que se permitiría el lujo de iniciar una frase a destiempo —cadenciosamente— para luego alcanzar las últimas notas al final del compás.
Fue un cultor respetuoso del ritmo, en una época donde la mayoría de los solistas lo fusionan a las baladas, a los boleros o a sofisticadas canciones con aire de tango.
El repertorio de Goyeneche fue muy extenso y variado, los tangos bien antiguos y los más modernos desfilan desprejuiciados en su trayectoria discográfica. Grabó "El motivo", de Juan Carlos Cobián y Pascual Contursi, y fue el primero en registrar "Balada para un loco" de Astor Piazzolla y Horacio Ferrer.
Si se me permite la expresión, el Polaco se apropió de muchos tangos clásicos.
¿Y por qué digo esto? Por la sencilla razón de haber recreado innumerables tangos cuyas versiones originales tenían nombre y apellido —estaban identificadas con otros cantantes— y que a partir de su interpretación pasaron a ser emblemáticos de su repertorio.
También fue un gran intérprete del repertorio de Carlos Gardel. Sus versiones de "Lejana tierra mía", "Siga el corso", "Volvió una noche", "Intimas" y "Pompas" son espectaculares.
Cantó mejor que nadie los tangos "Afiches", "Maquillaje" y "Chau no va más" de Homero Expósito y relanzó a una dimensión increíble "Naranjo en flor".
Resulta impresionante su versión de "Malena" y conmovedor el registro del tango "Discepolín", hitos en la poesía de Homero Manzi.
En cuanto a Enrique Santos Discépolo hizo verdaderas recreaciones de "Soy un arlequín" y "Cafetín de Buenos Aires".
La propuesta de "María" de Cátulo Castillo sugiere una infinita dulzura, pero no podemos dejar pasar por alto que es dueño absoluto de "La última curda" donde su voz patentiza el profundo dramatismo de estos versos que expresan la etapa existencialista de Cátulo.
En cuanto a "Pompas" e "Intimas", después de Gardel, las suyas son las mejores versiones.
Y qué decir de "Garúa", "Gricel", "", "Cuando tallan los recuerdos", "Ya vuelvo" y tantos otros temas inolvidables.
Fue admirador y amigo entrañable de Aníbal Troilo, como cantor de su orquesta graba 26 temas y unos años después, ya solista, se vuelven a asociar en dos larga duración, titulados "El Polaco y yo" y "¿Te acordás Polaco?".
Su carrera ascendente continúa con la dirección de los más grandes maestros de su época, Armando Pontier, Raúl Garello, Atilio Stampone, Baffa-Berlingieri y muchos otros.
Se consagra como solista después de brillar como cantor de orquesta y, curiosamente, el fervoroso reconocimiento y la devoción del público llegaría a la madurez de su voz para no abandonarlo hasta su muerte.
Yo tuve la suerte de verlo actuar muchas veces, en distintos lugares de Buenos Aires. Pero hoy vienen a mi recuerdo, las mágicas trasnochadas de estudiante universitario, allá por el año setenta. Por primera vez escuché al Polaco cantando tangos a capella en el Bar Amazonas —ubicado en la esquina de Marcelo T. de Alvear y Talcahuano— en una de las tantas escapaditas que él hacía en los intervalos de sus actuaciones en Caño 14 —mítico escenario de la noche porteña— que quedaba a la vuelta.
Bastante tiempo después me di el gusto de conocerlo, de charlar con él e incluso, de compartir un video donde aparecemos conversando en la mesa de un café y él me tarareaba "Mariposita".
Fue grande entre los grandes, y de la mano de Gardel y de sus hermanos Corsini, Charlo, Fiorentino y Vargas, su voz, su garganta con arena, nos seguirá deleitando con el sabor del tango y el perfume cotidiano de las noches de Buenos Aires.

_______________________________________
Roberto Goyeneche nació el 29 de enero de 1926 en Capital Federal, Buenos Aires, Argentina.
El Polaco inicia su carrera como cantor de la orquesta de Raúl Kaplún en 1944, a los dieciocho años.
Y junto al cantor Ángel Díaz "El Paya", (quien fuera responsable de su apodo). De esta época no quedó testimonio discográfico.
El "Polaco" que conocemos inicia su época de oro cuando ingresa en la orquesta de Horacio Salgan en 1952 y durante nueve años como cantor de Aníbal Troilo.
Muchos buscarán en el estilo de Carlos Gardel y Edmundo Rivero las influencias de inspiración de Goyeneche, pero jamás copió.
Se constituye como modelo imperecedero de intérprete que a un tiempo respetó celosamente la letra de los tangos y encontró el hondo sentido estético de las melodías sin distorsionarlas.
Durante 68 años vivió en Saavedra; donde con 14 años cantaba para sostener el hogar de su madre viuda.
Fueron varios los maestros de GoyenecheGardel, Le Pera, Cátulo Castillo, Homero Manzi, José María Contursi, Homero Expósito, Discépolo, Cadícamo.

Pero fue sin duda Trolio el que le enseñó el secreto del fraseo.
Además de sus grabaciones con Pichuco, cantó también con las orquestas de Armando Pontier, Atilio Stampone, Baffa-Berlinghieri, Roberto Pansera, Leopoldo Federico, Astor Piazzolla y Raúl Garello.
El propio Garello reconoció haber escrito para él no menos 110 canciones.
Aclamado en el Chatelet de París –los críticos lo llamaron "Gardel reencarnado", dijeron que es
capaz de hacer enmudecer al público leyendo la Biblia y de petrificar a toda una sala al interpretar "La última curda".
Falleció el 27 de agosto de 1997.
Aquí pueden escuchar algunas versiones de este bellísimo tango-canción que escribió, en letra y música, Cacho Castaña, como un homenaje al Polaco Goyeneche.

Garganta con arena
Canción
Letra y Música: Cacho Castaña





Ya ves,
el día no amanece,
Polaco Goyeneche,
cantame un tango más.
Ya ves,
la noche se hace larga,
tu vida tiene un carma,
cantar, siempre cantar.

Tu voz,
que al tango lo emociona
diciendo el punto y coma
que nadie le cantó.
Tu voz,
de duendes y fantasmas,
respiran con el asma
de un viejo bandoneón.

Canta
garganta con arena,
tu voz tiene la pena
que Malena no cantó.
Canta,
que Juárez te condena
al lastimar tu pena,
con su blanco bandoneón.

Canta,
la gente está aplaudiendo,
y aunque te estés muriendo
no conocen tu dolor.
Canta,
que Troilo desde el cielo,
debajo de tu almohada
un verso te dejó.

Cantor,
de un tango algo insolente,
hiciste que a la gente
le duela tu dolor.
Cantor,
de un tango equilibrista,
más que cantor artista,
con vicios de cantor.

Ya ves,
a mí y a Buenos Aires
nos falta siempre el aire
cuando no esta tu voz.
A vos,
que tanto me enseñaste,
el día que cantaste
conmigo una canción.


CANTA GOYENECHE: